viernes, 15 de octubre de 2010

Breve reflexión sobre la noche del lunes


El Caldero de las Jornadas y las noches nos fuerzan a seguir  algunas pistas que se van trazando. Si a un recuerdo no lo precede el olvido… ¿es un recuerdo? Si se trata de un recuerdo entonces… ¿es porque hay represión y levantamiento de la misma? ¿O cabe otra alternativa? ¿Se puede hablar de la construcción de un recuerdo? Habrá que verificar en los casos si se trata o no, de recuerdos. Juanqui Indart puso el acento en esto como un dato clínico. Abre a mi parecer la perspectiva de la cura orientada en algunos casos a inscribir algo del orden de la represión. Podría agregar, del inconsciente.

Irene Kuperwajs

Licencia de amor


Me gustaría continuar con el debate realizado en este boletín a partir de ciertos aportes que dialogan el tema de la errancia y el amor, tratando de explorar a éste último como el más misterioso de las relaciones entre los sujetos, definido asì por Lacan en el seminario de La transferencia.
¿Cómo es el amor en tiempos de errancia? ¿Cuál es el estatuto del psicoanálisis allí?
En el seminario Los no incautos yerran Lacan enuncia que el amor es la relación de lo real con el saber. Saber del inconsciente en tanto conexión de significantes. De manera que hay una estrecha relación del amor y el inconsciente. “El amor tapa el agujero”. El amor enlaza.
Lacan define en este seminario a la transferencia como la verdad del amor revelando al inconsciente.
El analizante, dice Lacan, debe elaborar ese saber.
“(…) quien no está enamorado de su inconsciente yerra”. Por ésto debe ser incauto de aquel.
Antes del psicoanálisis existía el amor, pero, dice Lacan, no se sabía dónde se iba Jacques-Alain Miller en “Trabajo de Lacan sobre el mito” dice que antes se podía no saber. ¿Podía ser ello nombrado como errancia?
El inconsciente (como el amor), dice Lacan, es un saber fastidioso del que uno puede no querer saber.
En el seminario de La transferencia Lacan, refiriéndose al diálogo del Banquete, dice que  Sócrates se niega a ser digno de ser amado. Solo sabe del amor.
Lacan diferencia Licentia como “mi saber constituido como tal, mi vacío (…)” de Entia como ignorancia.
Por lo tanto Sócrates (¿y el psicoanálisis?) se reservará la licencia sobre el saber del amor. Licencia de amor, tomado así por Lacan de Cicerón.
De aquí me parece interesante tomar lo enunciado por Lacan acerca del amor digno o un nuevo amor en “Nota Italiana”.
Graciela Esperanza en el artículo: “Amor: un comentario del texto Alexander Stevens”, cita la siguiente  frase: “El saber que Freud llama inconciente como lo que el humus humano inventa para su perennidad de una generación a la otra y ahora que se lo ha inventariado sabemos que da pruebas de una falta de imaginación extrema y luego concluye que hay que hay que “intentar a partir de lo simbólico, y lo real que aquí anuda lo imaginario, agrandar los recursos mediante lo cual uno podría prescindir de esa fastidiosa relación, (entiendo de la relación del saber y del inconciente) para hacer al amor más digno que esa charlatanería excesiva en la que hoy consiste”. Amor que en Seminario 11 es definido como más allá de la ley. Amor en lo real.
Siguiendo al mito del engendramiento del amor ¿Podrá aporía aún engendrarlo en tiempos de fiestas de abundancia?

Marcela Gutman