martes, 12 de octubre de 2010

Moderación



El analista, cuando con otros va construyendo una comunidad de experiencia, no está solo para soportar la dimensión del acto que ocurrió, ocurre, cada vez en el dispositivo.
El Caldero de las Jornadas es una de sus formas, así como las noches preparatorias, también en las distintas secciones de la EOL, las Jornadas previas como la de Carteles y la anual de Santa Fe tan recientes, de las que esperamos también comentarios.
De ese modo, con los textos que llegan, se va moviendo este Caldero, poco a poco, con solidez, la de cada enunciación que permite ir a favor de esa construcción.
El eje de la clínica nos ha ofrecido casos, con algunos podemos hacer serie, lo que, por un lado nos saca de las clasificaciones clásicas, por otro nos presenta con agudeza el uno por uno de la clínica lacaniana. La intervención en la noche de R. Mazzuca tiene la justeza de indicarnos lo frecuente: no es una neurosis, al menos típica, pero tampoco es una psicosis si no contamos con los datos fundamentales para diagnosticar lo que Miller en su momento llamó psicosis extraordinarias. Entramos al campo de las Ps ordinarias o de neurosis nada típicas(otro capítulo de la clínica). Es la pregunta del caso que presenta Claudia Lázaro. Roberto Ileyassoff advierte de la importancia del diagnóstico, pero, si ni neurosis ni psicosis, ¿entra en nuestro programa de investigación( como lo propuso en su momento Laurent, de psicosis ordinaria? Y a éstas ¿qué las ordena?
Si bien las viñetas comentadas no nos permiten asegurar que estamos con casos paradigmáticos de una serie ya que son breves referencias de cada caso, sí nos permiten advertir las respuestas de los analistas, las preguntas de los analistas, las hipótesis de los analistas, el no saber de los analistas.
Hay un punto que me interroga y de lo que casi no hablamos, el consentimiento del analista al uso de psicofármacos y aún más, la indicación del analista en casos en que considera que conviene. En la viñeta que envía Norah Perez la derivación a un psiquiatra que el sujeto reconoce como autoridad, no permite deducir que la vía sea esa, pero el exceso de goce destacado pudo sugerir su uso.
El caso que nos presenta Irene Kuperwaj, un niño de 5 años con los diagnósticos típicos creados por el mercado de medicamentos, con algún tratamiento de ese tipo. El analista deja de lado los diagnósticos para escuchar al sujeto. ¿Deja también de lado los medicamentos? La pacificación que encuentra en el lazo al Otro transferencial, ¿hace innecesario su uso?

Ana Simonetti

No hay comentarios: